lunes, 15 de diciembre de 2014

2014: Liquidación de temporada

 A cada decepción le llega su olvido.
Tú te perdiste de un amor incondicional y yo me salvé de otro suicidio. 
    Éste 2014 experimenté completamente la vida y la muerte en 365 días: nací, morí y volví a nacer en 12 meses. 
¿Recuerdan al ilustre Enrique VIII? La conclusión de éste episodio de vida apuntó hacia su descarada traición:

Nunca me dio la cara de frente y en su lugar, hizo lo que conmigo no y dio por pública su relación con la niña Monterrey, quien ahora goza de la bendición real tanto de su familia como de sus amigos y de una muy conmovedora selfie que ambos tienen como foto de perfil.

María Bolena (yo) quedó conminada a retirarse a vivir al campo, sin el mínimo reconocimiento, sin la mínima consideración de alguien que me repitió una y otra vez que era una persona muy importante para él, más veces de lo que me demostró hasta el fin de ésta historia.
Tal como Jenna Hamilton, la protagonista de Chica rara: fui siempre el secreto de campamento de verano de un Matty Mc Gibben que la olvidó para formalizar con otra más y con ella sí hacer público todo. 

Ni una disculpa, ni un perdón pedido, ni siquiera una despedida madura como adultos que somos.
Sin el mínimo dolor de su ser, se destapó y admitió su puñalada por la espalda. 

Y ahora después de tan amarga experiencia de dos años en tremendo sube y baja, de ser La otra reina, ¿cómo recoger los pedazos del suelo? 

Que comience la Liquidación de temporada: el cómo superar una decepción amorosa. 

Shock inicial.

Todo comenzó una cuasi invernal tarde del 4 de diciembre del presente año, cuando para mi mala suerte lo primero que miré en Facebook fue:

M.C tiene una relación con E.E.Z, la niña Monterrey (recuerden que por respeto a la identidad de los involucrados, omitimos los nombres reales).

Tal como cuando Marc Anthony le pidió el divorcio a Jennifer López y ella le lloró a mares, peor aún cuando se enteró que él estaba por casarse... así me sentí.

De pronto un escalofrío invadió mi cuerpo, la sangre me subía y bajaba de los pies a la cabeza sin control, mi estómago comenzó a dolerme como si me lo hubieran pateado y... tuve que ir a vomitar. 

En seguida mi apetito se cerró por completo y comenzaron a darme unas nauseas terribles apenas me acercaban la comida.
Recuerdo que ese día lo pasé bebiendo pura agua. 

No sabía qué pensar, qué sentir... que lo primero que hice fue soltar una carcajada sin sentido; por una parte, tuve cierta felicidad porque la cadena de codependencia se había al fin roto; estaba libre! ese fue el punto final que ni M.C ni yo habíamos querido ponerle a tan tormentoso asunto. 
De inmediato pasé de la risa al llanto; era un llanto tan intenso y real, que me dolía el pecho de hacer tanto esfuerzo. Y del llanto, vino el enojo... un enojo profundo hacia la otra persona y conmigo misma.
¿Cómo es que dos años de mi vida en que le dí lo mejor de mí se le pasaron con tanta indiferencia? ¿por qué hizo exactamente lo que le dije  yo una y otra vez que me había lastimado en el pasado? y si lo iba a hacer ¿por qué se molestó en preguntarme para, como él prometió, jamás hacérmelo a mí?

Ése día parecía Wall street con todas sus bolsas de valores caídas; no sabía si iba o venía y en todo el día no pude concentrarme.
Para variar, esa terrible noche parecía haber sido picada por la mosca tse tsé del paludismo, pues mis ojos simplemente no se cerraron, y en su lugar, daba vueltas en mi cama con tremendo dolor en mi vientre. Para hacerlo peor, la selfie de M.C y su nueva novia no se borraba de mi cabeza y aparecía entre mis sueños, como si ambos estuvieran burlándose de mí. 
Era yo la que merecía estar donde la actual novia!!!



Negación:

Todos aquellos que pasamos por una decepción amorosa en el sentido más amplio (sea infidelidad, traición, abandono) entramos en un estado de negación, donde no podemos explicarnos por qué nos jugaron tan rudo, y evitamos afrontar la realidad de que la otra persona nos dijo adiós. 

Al día siguiente del estado de shock, no podía creer las circunstancias en que había todo terminado. 
Me negaba a creer que hubiese sido tan fácilmente reemplazable y más aún, pensaba erróneamente que lo mío con ésta persona aún no estaba por todo terminado, dado que ninguno había pronunciado de palabra y frente a frente el adiós definitivo.
M.C. no había cerrado el ciclo.

Ése día seguí sin poder comer del asco, bebí agua como camello en el desierto. Quería estar acostada todo el bendito día en pijama, cubierta de mil cobijas. 
Me sabía derrotada , pero con resistencia a aceptarlo. En clase de yoga, experimenté horribles mareos que no me dejaron hacer bien mis posturas. 
Lloraba y lloraba a escondidas, pero frente a todos seguí de pie, como si nada hubiera ocurrido. Yo misma me negaba a aceptar mi dolor por no ser debilucha
Obviamente después de procesar la noticia sentí un enojo tremendo y unas ganas de hacerle lo que Marc David Chapman a John Lennon, o piensen en cualquier otra situación de ésta naturaleza. 

No podía creer que me habían lastimado así.
Me negaba a aceptar que la persona que me hizo pasar el mundial de fútbol más emocionante, dos hermosas navidades y años nuevos llenos de cariño y conversaciones divertidas, dos cumpleaños con gran emoción, y un posible proyecto de relación... se habían ya esfumado para nunca más volver a ser lo que hasta diciembre de éste año fueron.




Aceptando mi dolor.

Dicen que en todos lados encuentras señales que te conducen al camino que te está destinado y es verdad: mi oleada de señales comenzó a manifestarse al día siguiente por cortesía de un singular programa de televisión que trata temas referentes al amor y las relaciones humanas y cuyo tema del día era El perdón

Cada consejo parecía hecho a la medida, e incluso ahí mismo encontré el permiso que yo misma me había negado y que es necesario para comenzar a trabajar en perdonar y finalmente olvidar: aceptar y vivir mi dolor.
No confundan ésto con el autocompadecimiento. Aceptar el dolor consiste en aceptar la realidad de las cosas y admitir todo aquello que te causa tristeza y que te molesta, mientras que autocompadecerse es estarte cargando de culpas que no te corresponden, mientras te tiras en la cama a sentir lástima por tí. 

Hasta éste momento de aceptación del dolor dejé de hacerme la fuerte, la infalible... admití que lo que me había pasado me estaba doliendo y mucho. 
Entonces decidí vivir mis más tristes y oscuras emociones, creando incluso la atmósfera para sacar cada sentimiento que traía (traigo, aún estoy en éste punto) atorado: puse la música más melancólica de mi playlist (where did you sleep last night, heart shaped box, in bloom de Nirvana, Evanescence, Avril Lavigne, Nickelback, daughtry, imagine dragons, linkin park, my chemical romance, the used, bullet for my valentine, zoé, hasta Belanova y su Rosa pastel, Justin Timberlake y su Cry me a river...), comencé a llorar, golpear mi cama, golpear con almohadas, y dibujé hasta el cansancio todo como lo iba sintiendo, hasta quedar dormida.

Sonará altamente masoquista pero vi la foto de ambos una y otra vez, hasta que no me entrara por completo la aceptación de la realidad. 
Cabe decir que seguí con el apetito cerrado, sin probar alimento y a puro líquido.

Y después de éste proceso de días, ocurrió. Lo acepté.

Durante ésta etapa mis amigos y familiares me han dado muchísimo cobijo, y he encontrado gran apoyo en personas que jamás imaginé, incluso amigos de otros países... les agradezco a todos y cada uno de ustedes.. saben bien quiénes son.




Borrando todo recuerdo.

Aún con mi dolor fresco, y tras hablar con mi instructor de yoga para pedirle consejo, tomé la decisión de crearme una muralla del olvido. 
Comencé borrando la foto de la pareja que durante la fase del dolor casi casi era como mi imagen de fondo de pantalla en el teléfono, continué eliminándolo y bloqueándolo de Facebook a él, a su novia, a sus amigos y sus familiares directos, como si éstas personas no existieran en éste mundo.
En seguida, borré todo recuerdo ligado a él, especialmente conversaciones y finalmente procedí a echarlo fuera de Whatsapp y por ende, de mis contactos telefónicos.

 Ésta persona se va saliendo de mi corazón, y no tiene sentido hacer su vida pesada cuando está dejando de importarme. Además ya descargué mis emociones con él en un modo que quizá no fue el más apropiado.
Suficiente.

Hay cosas en ésta vida que quedan fuera de nuestro control, contra lo que no podemos luchar porque no está en nuestras manos. 
Ahora, después de dos años de energía mal encausada, estoy dándome cuenta que muchas cosas han quedado abandonadas en el camino y hay que retomarlas; esas son cosas sobre las que sí tengo un control que por disgregar emociones, perdí.




Aprendiendo a perdonar. 

Pasaron los días y yo bajé 3 kilos y una talla. No hay mejor y más efectiva dieta que un desamor.
Anoten eso, chicas! 

El perdón y el olvido son los sentimientos más codiciados por el ser humano. Todos aspiramos a sentirlos, pero muy pocos realmente lo consiguen.
Ése es el reto actual: soltar, perdonar y olvidar. 
No sólo a él, a mí.
Ésta persona me hizo mucho daño, pero junto con él me ha enseñado las valiosas lecciones que he debido aprender:

Nunca dar una segunda oportunidad (o muchas oportunidades) a quien te falló a la primera o en más de una ocasión.
Aprender a dejar ir cuando no te sientes bien, aún cuando la otra parte busque retenerte.
A identificar cuando alguien ha dejado de quererte y procesarlo de la manera más madura posible
A decir las cosas en su tiempo y espacio pertinentes, sin guardarse ningún sentimiento. 
A establecer claramente los estatutos de una relación, sin dejar cabida a interpretaciones subjetivas de los sentimientos del otro.
A no permitir que te retengan con medias intenciones ni con mentiras piadosas. 
Que debo cambiar mi modelo de prospecto amoroso.

Pero sobre todo, que aún de aquellas experiencias que nos causan un inmenso dolor, aún detrás de esa persona que te causó el daño directo, está escondido un poderoso mensaje del destino; aún los grandes errores tienen por propósito llevarte hacia tu gran acierto.

Estoy cerrando ésta puerta para que así se me abra el mundo entero, ése mundo que es totalmente para mí. 

Así quedé como la Ramen girl o Chica de los fideos, película donde Brittany Murphy se ve compelida a reinventarse a sí misma por completo, tras haber perdido todo y tras el frío abandono de su prometido en pleno Japón.
Vuelve a replantearse su existencia entera: decide abandonar todo aquello que era, esas cosas en las que creía y en el camino le van llegando cosas mejores.

Quedé como la protagonista/autora (Liz Gillbert)  de Comer, Rezar, Amar, con un corazón y un alma en blanco, ideal y oportuno para trazar un nuevo rumbo, otra historia.

Tal como ellas, no pierdo la fe y he comenzado los cambios, iniciando por cortar mi largo cabello, dando por terminada mi vida como Emma la mujer ilusionada, alimentada de falsas esperanzas.
Hoy comienza una nueva era, otra persona ha nacido.

Adiós 2012-2014. Bienvenido 2015 y el resto de mi vida!!!!



Emma















lunes, 1 de diciembre de 2014

Mi romance con Enrique VIII


         Todas en cierto punto de nuestras vidas nos hemos topado alguna vez con un Enrique VIII, ya saben: aquel tipo de hombre que si bien no se encuentra dentro de los estándares más predecibles de la belleza masculina, no deja de tener un extraño atractivo y un carisma bastante irresistibles para los sentidos femeninos, tanto, que goza más de grandes amistades con puras mujeres y casi no tiene amigos varones.
Caballeroso, atento, seductor y tan tierno como un cachorro buscando la protección de su dueño, quejándose constantemente de lo mal que le ha ido en el amor y ofreciéndote consejos amorosos  como buen amigo, éste tipo de hombre te endulza todos los sentidos y te atrapa hasta hacerte desvariar... o mejor dicho, hasta que encuentra a otra chica con la cuál entablar una relación dejándote a la deriva sin respuestas concretas y con una incertidumbre tremenda.
Si ustedes no se saben la historia de éste rey levanta-pasiones ni siquiera en la versión Hollywoodense con Eric Bana, Scarlett Johanson y Natalie Portman, están reprobados en cultura pop.

Ahora, con ésta breve introducción histórica ya los he situado en mi contexto.


Mis queridos lectores, imaginaron bien: yo salí con un Enrique VIII y terminé como María Bolena (la preferida del rey que tenía todo para ser la reina de Inglaterra, de no ser porque se interpusieron en su camino tanto Ana Bolena, como Jane Seymour y otras tantas mujeres ante las que el monarca no se resistió).

¿Y cómo caí en las peligrosas manos de un chico de éste estilo? Todo se resume a las consecuencias directas tras el paso previo de un huracán afectivo que me dejó hecha un desastre emocional comparable al del tsunami de Japón en 2011.
Y es que después de dos turbulentas y tormentosas experiencias amorosas en que el saldo rojo reportado fui yo, cierta sensación de vacío y soledad me quedó como remanente en un terreno completamente devastado y árido.
No hay peor cosa que la indiferencia frente a alguien quien supuestamente juega un papel importante en tu vida, y ambos amores se desaparecieron de la mía sin anunciar su retirada, sin darme una razón del por qué tomaron la decisión de alejarse aún cuando lo teníamos todo para estar juntos y sin siquiera darnos las gracias por lo vivido.
Esa actitud de abandono indiferente me costó las mayores cicatrices emocionales cuyo fantasma a la fecha parece seguirme persiguiendo.

Ante la soledad, la tristeza y cierto despecho que sentía por los dos abandonos contínuos, de una u otra manera lo único que buscaba era calidez, comprensión y una compañía incondicional; y todo eso lo encontré en los brazos más inesperados y en la situación menos pensada.

Encontré mi sueño hecho realidad en un chico con el que si bien no tenía una amistad profunda, hallaba todo aquello que estaba buscando, o eso creía. Así fue como cierto día de octubre del año 2012 y por cuenta de un beso totalmente involuntario e implícitamente robado que nos dimos, se abrió la caja de Pandora que hoy en día tiene a mi terreno sentimental todavía más devastado que si hubiesen por ahí pasado las dos guerras mundiales.

Desearía no haber dado ese beso y desearía más que él no me lo hubiera dado, porque a partir de ese momento tuve 2 años en una gran montaña rusa más fluctuante y extrema de lo que cualquier juego de Six Flags.

Antes de éste Enrique VIII no tenía fe alguna en que una relación pudiera durar más allá de unas semanas, si bien nos iba, sólo unos meses; bajo esa premisa jamás creí verdad que él buscara mantener contacto conmigo tras la accidentada e inesperadamente romántica primera cita improvisada en el cine que tuvimos en diciembre del mismo año por cortesía de la película El Hobbit: un viaje inesperado.

Sin embargo, me continuó buscando de manera tierna y romántica durante toda la temporada navideña, en la que desafortunadamente estuvimos físicamente distanciados por estar en diferentes partes del país. Pero nuestras emociones y sentimientos estaban tan a flor de piel, que fue inevitable volarnos y hacer algunos planes para ahora que volviéramos a reunirnos... planes que tendrían que esperar por un poco más de tiempo, porque aunque realmente estaba emocionada e ilusionada con éste chico, el pasar la temporada navideña alejados suponía la prueba piloto que precedía nuestra más prolongada separación de 6 meses: él se iba de intercambio a otra parte del mundo! y sin importar que fuese a un país sudamericano (saludos, Colombia!), no dejábamos de estar lo suficientemente lejos como para poner a prueba nuestros recién descubiertos sentimientos de uno por el otro.
El día que nos despedimos, antes de su partida lo recordaré como un momento del cual hasta los protagonistas de The notebook tendrían envidia; Enrique VIII y María Bolena con su romance en pleno apogeo y una cercanía íntima envidiable.


Yo era la elegida del rey.


Durante esos 6 meses a distancia, no pensé que éste vínculo pudiese funcionar, pero mi fe fue puesta a prueba y logramos nuestro cometido! Así que la consecuencia lógica era que me pusiera emocionada a esperar que ese intercambio llegara a su fin y regresara mi Enrique VIII para retomar lo que teníamos.

Y él en verdad parecía tan decidido, que sólo era cuestión de días para recibirlo.
Llegó el tan ansiado mes de julio y... las cosas comenzaron a dar poco a poco un giro muy inusual y progresivo hacia situaciones no deseadas.
De entrada, noté a Enrique VIII algo distante, retraído y ya no tan decidido a algo conmigo, cosa que no me podía explicar.

Traté de comprender que quizá estaba así debido a que se encontraba tratando de retomar su vida cotidiana en el país tras tanto tiempo de ausencia, por tanto elegí darle espacio y no atosigarlo.
Cuando nos reencontramos todo fue romántico, sí, pero la atmósfera del encuentro estaba muy difusa respecto de nosotros.

Poco a poco crecieron mis dudas ante sus intermitentes muestras de afecto, y comencé a sentir tremenda inseguridad afectiva, porque un día era cálido y los 6 restantes estaba él ausente.
Entonces ésta María Bolena comenzaba a ver amenazada su felicidad con el rey.

Poco a poco fue creciendo la distancia, y pasamos mes y medio sin hablar pero sin dar nada por terminado, así que en mi curiosidad volví a comunicarme con Enrique VIII para saber qué estaba pasando.
Cabe decir que todo el periodo de trámites y preparación de mi examen profesional lo pasé viviendo esa desolación parcial e incertidumbre, ambos regalos del rey.
Debí sobreponerme a lo mal que me sentía y continuar con lo mío.

Para mi sorpresa y después de algunas pláticas volvimos a reestablecer el contacto y de paso volvimos a salir.
Regresó a nosotros la atmósfera romántica parecida a las primeras citas; Enrique VIII y María volvieron a ser los que eran y yo me sentía de ensueño.
El romance, la calidez y la intimidad crecieron... nuestro vínculo parecía sólido, ideal, perfecto.

Antes de despedirnos de tan hermoso encuentro, el rey prometió honrarme con su presencia en un día tan importante para mí como fue mi examen profesional y yo le tenía como muestra de agradecimiento un lindo detalle sorpresa.

Llegó el esperado día lleno de mil emociones, donde toda mi gente querida se reunió y eso me hizo muy feliz.
Pasaban los minutos y Enrique VIII no hacía su aparición.

Y no apareció.

Sopló de pronto un viento frío y no me quedó mas que guardarme el detallito que había preparado, tomarme fuerte de mi amor propio, y presentar con tanto coraje y sangre fría un examen tan perfecto como fuera posible, que me valió la mención honorífica. Mis mejor amiga me dio un fuerte abrazo para confortarme tras el desaire recibido por la ausencia de ese "alguien importante" para mí, a quien al parecer no le había yo importado ni tantito.

Horas más tarde al fin apareció el rey para disculparse por no haber estado presente con excusas que francamente me decepcionaron más que si no me hubiera dicho nada.
Comenzaron a acrecentarse las señales que hacían visible mi destronamiento, pero una parte de ésta ingenua María Bolena aún quería creer en el rey y estaba dispuesta a perdonar y dar amor.

Decidí entonces pasar éste incidente por alto y continuó la comunicación con el moderno monarca.
Fueron días de intenso mensajeo, mucho cariño y más tontas ilusiones.

Aún así durante diciembre, enero, febrero y marzo seguí sin ver algo concreto, algo que me indicara que podía dar otro gran paso y entregar mis sentimientos con toda la seguridad del mundo.

María Bolena se sentía a morir de la indefinición de su rey y así fue como decidió confrontarlo.
Ya que él me ponía uno y mil pretextos para no vernos en persona y hablar, debí hacer lo que más detestaba y confrontarlo por inbox (el amor en tiempos de Whatsapp y Facebook, señores) planteándole que las cosas entre nos ya no estaban funcionando, y sugiriendo que mejor tomáramos una separación porque estaba visto que no iba a funcionar.
Enrique VIII siguió con la postura de que continuáramos intentándolo, saliendo más, conociéndonos más y que después de rato, entonces ya podríamos tener la relación como tal.

Juro que de verdad me sentí como María Bolena durante su embarazo, esperando ilusionada para tomar el lugar que legítimamente me correspondía en el trono real.

Sin embargo, me quedé esperando porque jamás le vi la iniciativa de comenzar con lo acordado, y por cerca de dos meses nos incomunicamos.
Tenía un horrible sentimiento de culpa por cada día que pasaba sin vernos ni hablarnos por lo menos, como si yo fuera la causante de lo mal que avanzaban las cosas.

Lo más lógico habría sido insistirle y buscarlo, pero soy de esas personas que considera que si la otra parte no se acerca, no te busca y no te habla, es porque busca su espacio y tiempo o bien, porque simplemente no le interesas; además no me gusta andar atosigando o persiguiendo a alguien.
Las búsquedas, las salidas, el compromiso, todo tiene que ser bilateral y recíproco porque si no como bien dice Jodorowsky: cuando el amor es sólo de uno, entonces no se trata de amor sino de un necio queriendo aferrarse a sentimientos no correspondidos.

Pasaron abril y mayo, y al no ver ninguna señal de vida de Enrique VIII, entendí que hasta ahí había llegado todo y afligida, decidí continuar mi vida con la mayor normalidad posible. Me concentré en echar a andar mi profesión y me consentí metiéndome a hacer ejercicio.

En esas fechas es que decidí justamente abrir éste blog, para compartir con ustedes mis muy características experiencias (tal como ésta) a modo de catarsis.

Todo iba bien, me sentía maravillosamente conmigo misma, habían muchos progresos personales y estaba sumamente emocionada de estrenar éste maravilloso espacio cuando....
Llegó el 1 de junio.
Recuerdo perfectamente ese día porque fue cuando hice mi primera publicación aquí.
De pronto tenía mensajes de Enrique VIII!!

Yo estaba atónita. Creí que el rey ya andaba conquistando otras tierras y lo nuestro era archivo muerto, pero no.
Preguntó cómo me encontraba y me reclamó por no haber sabido nada de mi en tanto tiempo... para luego soltarme la bomba:

-¿Cuándo nos vemos?

No lo podía creer. ¡Se había ausentado sin mayor reparo para pretender hacerse presente de la nada! y además con qué descaro.

Solté una carcajada y me hice la difícil ya que ante mí habían dos posibilidades:

Ignorar y dejar del lado la diversión o tomar su propuesta y divertirme con él.
Me fui por la segunda opción, estúpidamente.
María Bolena la noble e incondicional tonta ganó.
Así que para los tiempos del mundial salimos, ¡y realmente estuvo genial! todo parecía tomar un rumbo muy positivo para reanudar esa propuesta de salir más y conocernos más.

El rey era divino conmigo, no podía quejarme. Aunque poco duró tanta dulzura.

Julio, agosto y aun septiembre fueron meses de amor y ternura, incluso él me habría invitado a hacer algo por mi cumpleaños.
Desafortunadamente septiembre fue el mes que más ocupado tuve (¿coincidencia o destino?) por lo que para mi mala suerte tuve que postergar mi encuentro real.
A la par de los festejos en que mi familia me acaparó, llegó un muy querido amigo colombiano y le di prioridad para vernos. 

Seguía comunicándome cariñosamente con Su Majestad, cuando algo comenzó a hacer que me temblara el piso.

Una singular muñeca regiomontana que comenzaba a saturar el muro de facebook de éste hombre con cositas cariñosas.
Traté de ignorar éste hecho, y como pude hice tiempo para al fin tener la cita que había quedado pendiente con Enrique VIII; sin embargo, a su vez que comenzaba a incomodarme la aparición de la chica norteña y sus melosos mensajes, también pude notar que éste hombre estaba saliendo mucho con otra conocida mía a decir por algunas publicaciones suyas de Facebook; Ana Bolena y Jane Seymour estaban apareciendo para destronarme.

¿Qué diablos estaba ocurriendo? 
Traté de tranquilizarme y continuar en lo mío con el rey, cuando las demostraciones de amor de la niña Monterrey iban en aumento, hasta el punto en que simplemente no pude más y tuve que pedirle a Su Majestad que nos viéramos en persona para hablar.

-Tenemos que hablar.

La respuesta del valiente monarca? : 

-Nooo! Esa expresión es muy fea. Todo bien? No me gusta que me digan eso, porque generalmente me la dicen cuando algo malo hice, y eso me deja pensando en qué pudo haber sido eso.

Dio muchos rodeos y puso mil pretextos para evadir el hablar conmigo en persona, a lo que yo me sentía agonizante. Merecía una explicación, respuestas, al menos una disculpa! 
De acuerdo con ésto, el rey y yo todavía seguíamos juntos e íbamos para dos años así, dado que ninguno hasta ese momento se habría pronunciado por terminar el vínculo que teníamos.
María Bolena estaba ya en vísperas de ver su fin como favorita para reina.

Lo único que estaba obteniendo eran evasivas, y pasé días y días llorando.

No pude más y solté todo lo que sentía por inbox:

-Ésto no funciona. Ya ha pasado mucho tiempo y lo nuestro no tiene ninguna dirección concreta, no sabemos hacia donde vamos. 
Si estás saliendo con alguien más, no puedo objetarte nada, dado que por dificultad de tiempos no podemos vernos tan frecuentemente (vil mentira, no nos veíamos con frecuencia a falta de voluntad suya), sin embargo sólo te pido que me lo digas directamente.
Seamos adultos y despidámonos de frente y con dignidad.
Te agradezco de antemano por dos años de compañía.

Fui concreta, pero el rey seguía evadiéndome, incluso ni siquiera me contestó éste mensaje. Mi angustia era tanta, que debí hacer lo que odio y casi lo obligué a leer y contestar lo que le había enviado. 

Pero antes que pudiera pasar algo más, para la mala suerte de su Alteza real, me encontré con publicaciones muy cariñosas que él le dedicaba a la nena Monterrey, una de ellas lo suficientemente gráfica para considerar que Enrique VIII estaba ya procediendo a tener algo con Jane Seymour del norte y prácticamente abandonaba a María Bolena. (Con la otra chica no sé qué habría ocurrido, pero sinceramente espero que se de cuenta de la minita con quien estaba saliendo y que la estaba ilusionando nada más).

No pude más. Ante ésto mi pecho comenzó a dolerme, contuve el aliento y me solté a escribirle en Whatsapp todo lo decepcionada y herida que me sentía:

-Así que mis corazonadas se confirman y sales con alguien más.
Esperaba que respondieras a mi mensaje y de una vez lo aceptaras, pero veo que después de todo nunca te importé.
Ahora veo lo desproporcionado de las cosas; ahora sé quién quiso más todo éste tiempo o mejor dicho, quién fue aquí la tonta.
Y desde cuándo estuviste saliendo con ella? digo, para calcular el tiempo aproximado que insultaste a mi inteligencia.
Les deseo lo mejor. Ah! y a ella no le hagas lo que a mí, sé consistente, no le des falsas esperanzas.
Nunca me quisiste. 

Así empezó éste noviembre.

Me fui a acostar con el corazón partido; me latía tan fuerte, que hasta podía escucharlo, ya que incluso mis oídos latían con gran fuerza.

De pronto escuché a mi teléfono vibrar contínuamente; era Enrique VIII llenándome de explicaciones, pidiendo que lo atendiera. 

Yo estaba tan lastimada que preferí apagar el teléfono y tratar de dormir. 
Abrí Facebook, donde también tenía mensajes suyos, pidiendo que no le ignorara y que habláramos.
Me costó días de reflexión, pero al final y aprovechando el tormento que suponen las palomitas azules de Whatsapp, tomé valor para abrir sus mensajes.
A resumidas cuentas, el rey negó estar saliendo con alguien más, a su vez que me agradecía por esas experiencias totalmente nuevas y emocionantes a mi lado; que le entristecía que nuestras vidas se estuvieran distanciando la una de la otra, y por último me pedía que no termináramos mal.

Aquí María Bolena tuvo una gran encrucijada:

¿Escucharía a mi orgullo o apelaría a mi piedad?

Ganó la piedad y él me pidió que fuéramos por un café y platicáramos al respecto. Le dí garantía de audiencia y el día que habíamos quedado, me salió con otro pretexto estúpido, a su vez que la señorita regiomontana le escribió cosas más subidas de tono.

¿Pues de qué se trataba? 
Yo no soy la tonta de nadie. 
Lo confronté nuevamente, y se la dejé ir:

-¿Sabes algo? definitivamente ya no quiero tener nada contigo.

Enrique VIII se trató de hacer desentendido, pero le reproduje literalmente lo que una noche antes me había él dicho:

-Yo no quiero perder lo que tenemos, todo lo contrario.
Quiero que nos demos la oportunidad de seguirnos conociendo y hacer lo que nos faltó.

Y a ello le añadí las románticas publicaciones de la Jane Seymour regiomontana, como soporte de mi postura, agregándole: 

-Ya no quiero saber nada de ti.

El rey trató de explicarme que las cosas no eran lo que parecían y le creo: resultaron ser mucho peores.

Yo estaba ahora sí destrozada; lo bloquee de Whatsapp para evitar seguir leyendo tantas mentiras, y con los sentimientos hechos trizas dí de baja mi cuenta de Facebook, refugiándome en la que actualmente tengo y donde él no está.

Él ya no pudo escribirme nada. 
Comencé a llorar sin control, sumamente dolida, afligida, decepcionada.... 

Hasta que a eso de la ! de la mañana recibí un sms suyo, explicándome que a dicha Jane Seymour apenas la había conocido, que si ellos se trataban como "amore" y demás apelativos cariñosos (a mí tardó en darme un maldito sobrenombre cariñoso alrededor de año y medio) era porque diario se comunicaban (así o más evidente; conmigo ya no se comunicaba con tal frecuencia), pero que no obstante de eso, no eran más que amigos.
Nuevamente hizo énfasis en decirme que no quería perder lo que nosotros teníamos y que quería acrecentarlo, pero que respetaba si estaba ofendida y no quería yo hablare.
Finalizó con un Te quiero más falso que la declaración pública de la Gaviota sobre su patrimonio.

Las heridas ya estaban hechas y me habían dejado al borde de la muerte afectiva.
Todavía al día siguiente me recalcó que me consideraba "una persona muy importante" para él y que no quería estar mal conmigo... Demasiado tarde, Enrique VIII

Deja tú de que María Bolena te ha dado el adiós para siempre, tú y Roma han roto relaciones para siempre.

Para ser tan importante según éste personaje, parece llevar un romance facebookero tan descarado con Jane Seymour; tal parece que incluso, pasarán juntos el cumpleaños de la Alteza.

Con Jane, a quien conoció hace sólo dos meses y medio, ha sido más cariñoso que con María Bolena, quien le dio ilusiones, desvelos, risas, amor, pero sobre todo tolerancia, respeto, su valioso tiempo y corazón por 2 años, y a quien, a diferencia de Jane, mantuvo todo ese tiempo en secreto y la abandonó en sus momentos más importantes.

Por fortuna y a un alto precio debí alejarme de ésta persona. 
Tal como María Bolena, me retiro a la tranquilidad del campo con un hombre que de verdad me ame; o bueno, en estos instantes qué más da si me retiro en soledad un buen rato.

Pobres de las reinas que me sucedan, enfrentarán la decapitación emocional.

Lección aprendida: 
Cuidado con los hombres víctimas malaventuradas del amor; no sabes tú realmente si en realidad sean ellos del tipo de Enrique VIII.

Suerte a mis sucesoras! 




Emma.













































martes, 18 de noviembre de 2014

Desintoxicación

Tal como en la canción Rehab de Amy Winehouse (aquella donde se niega a entrar en rehabilitación) me andaba resistiendo a entrar en una desintoxicación que ahora comprendo como absolutamente necesaria, tras haber tocado fondo hace unos días:

Me declaro abiertamente adicta a las redes sociales. 

No se necesita ser un experto con PhD en psicología y otras ciencias de la salud para darte cuenta que al aceptar los términos y condiciones para convertirte en miembro de una red social, estás siendo automáticamente presa de una adicción que puede alterar tan profundamente tu estado emocional, por no decir tu psique.

Hace unos meses, el experto sociólogo Zygmunt Bauman hizo la acertada afirmación de que Facebook está basado en el miedo a sentirse sólos, afirmación con la que ahora concuerdo.

Por favor... ¿a quién no le gusta sentirse aprobado con tantos y tantos likes en sus publicaciones para sentirse líder de opinión? ¿no acaso cada like puesto en nuestra nueva foto de perfil representa un cumplido que enaltece nuestra autoestima? ¿no muy en el fondo nos encanta presumirle al resto de nuestros contactos lo muy por encima de ellos que nos encontramos profesional o personalmente? ¿no constantemente nos esforzamos por imponer nuestras tendencias y estilos a los otros? 

¿Saben algo?  yo me he cansado ya de éste juego. (Aunque suene como cierto procurador de justicia).

En las últimas semanas, muchas cosas dentro de la citada red social han estado perdiendo para mi sentido y he llegado a hacerme varias preguntas al respecto de cosas que yo misma solía hacer al utilizar mi perfil y que antes me parecían tan normales.

¿Por qué todo mundo tiene que enterarse de lo mucho que quiero a una persona (llámese amigo, pareja sentimental o familiar) publicándole en su muro o etiquetándolo en una publicación cuando puedo decírselo en persona o enviarle un mensaje privado diciéndole exactamente lo mismo? ¿por dejar en claro a otros mi sentido de pertenencia? ¿por hacer oponible ante terceros lo rica que es mi vida social y sentimental? ¿o simplemente por darme mi importancia frente a mis 900 amigos restantes a los cuáles ésto en realidad los tiene sin cuidado?
¿Por qué el resto tiene que enterarse de mi felicidad? 

¿En realidad mi selfie diaria es algo que mis contactos estén esperando con ansias? 

¿Por qué debe importarle al resto dónde desayuno, ceno o como o si estoy en una plaza comercial de compras y más aún, por qué debo rendirles cuentas subiendo fotos de lo que acabo de comprar ahí?

¿Qué gano con que todos sepan a dónde estoy viajando? 

¿Será que estoy ganando la aprobación de los demás que sustituye inconscientemente a la aprobación que yo debería tener por mí mism@? 

Ojo, éstas preguntas me las hago a mi misma sin afán de ofender o afectar a terceros, y en calidad de una persona que está atravesando por un proceso de desintoxicación mediática.

¿Qué sentido tiene emitir y emitir opiniones para tratar de cambiar al mundo si no me esfuerzo por llevar a cabo éste fin en la vida real involucrándome en causas reales?

Últimamente me he dado cuenta que mentalmente en nada me nutre enterarme a detalle de las vidas de muchas personas con las que en la vida real no he tenido un trato tan cercano, personal y directo.
En nada me ayuda observar que cada 5 minutos actualizan sus fotos o expresan sus emociones. 
Hay personas de las cuáles en realidad no tendría por qué estar enterándome de sus cosas y sin embargo, aparecen en mis actualizaciones.
Sé que bastaría con configurar mi central de noticias para que ya no aparezcan o bastaría con un bloqueo, pero vistas las cosas a fondo, ese no es el punto.

El ver a mis enemigos o gente que no es de mi agrado en una mala situación, con pobreza, miles de hijos o kilos de más en nada aporta a mi estado mental, antes únicamente ha alimentado de manera poco sana a mi ego. Lo mismo cuando veo que mis ex amores están en situaciones desafortunadas.

Ahora comprendo cuando mi madre me dice que es afortunada de haber perdido todo contacto con gente que a la larga no le representa pérdidas o ganancias: queda suficiente y perfecto espacio emocional para aquellos que de verdad importan y con quienes sinceramente se sostiene una relación real.

Facebook ha representado para mí un placebo para engrandecer mi ego, y cuando me he dado cuenta, emocionalmente me ha pasado la factura el ver ese ego al doble de mi tamaño real.

Y en general díganme, ¿de qué sirve fingir ante otros la vida que no tienes? ¿no es acaso mejor trabajar en la vida real, en tiempo real, para hacer de esa vida que quieres tu feliz realidad? 
Si realmente fuéramos felices y estuviéramos concretando nuestras metas, nos bastaría con compartir la alegría únicamente con aquellos cercanos que presumirla a 1000 personas más.
No tendríamos que esforzarnos tanto por hacer parecer lo que no es con tal de ganar likes.

Mis relaciones personales se han tergiversado por el mal uso de éste medio, y el límite entre la vida real y la realidad virtual se ha difuminado. Mi más reciente decepción amorosa la sufrí desde la comodidad de mi gadget en vez de afrontarla en persona con el interesado. 

Al usar dicha red, dejé de observar el resto del ciber espacio (aunque éste término suene demasiado anticuado), lo que para mi es como si hubiera estado ocupando únicamente el 2% de mi cerebro en tiempo real. 

Es entonces, que he decidido salir al mundo, desintoxicarme de mi adicción, rehabilitarme y confirmar mi teoría de que al cambiar de hábitos tu vida también cambia, porque finalmente eso es lo que ahora persigo: cambios.

Así que siento mucho ya no estar en contacto con aquellos amigos que no tenían sino esa red para seguir en contacto, al resto los seguiré manteniendo en contacto por mensajería directa o en persona.

Será como regresar a la simpleza y tranquilidad emocional y personal de aquellos días antes de las redes sociales, y procuraré informarme de lo que acontece en el mundo a través de las fuentes directas de información en vez de hacerlo a través de mis contactos.

Quiero tener mi pecho sano.



Sé que a muchos les parecerá contradictorio que éste artículo se los comparta usando aquella red social de la que tan mal hablo, pero es la única manera en que puedo hacerme escuchar por aquellos que me siguen y que no están familiarizados ni con Blogger ni con Google + .

Ésta es la primera entrega de una serie de episodios que conforman mi día a día alejada de Facebook. Sigan al pendiente!

Vida es aquello que pasa mientras tú actualizas tus estados y subes fotos a tu perfil.





Emma.


P.D. Les dejo un muy interesante video que me hizo darme cuenta de que necesitaba una intervención alejada de las redes sociales: Levanten la cabeza y apaguen la pantalla.

















martes, 4 de noviembre de 2014

El síndrome de Taylor Swift.

Después de un prolongado silencio, he retomado mi espacio habitual en éste blog.
Interesantes situaciones se presentaron desde hace ya dos meses y hasta éstos días y eso es ahora mi inspiración para volver a compartir con ustedes. 
Todos conocemos a Taylor Swift por muchas razones: 

Ésta multipremiada cantante además de ser buena compositora y vender tantos sencillos y fechas de conciertos alrededor del mundo como pan caliente, es conocida por su belleza, carisma y también... porque pese a toda esa fabulosa vida, no tiene suerte en el amor.

¿Cuántas de ustedes aquí no comienzan a identificarse con ella por ser esas  It girls con estilo, glamour, finos modales, una hermosa cabellera y lindas facciones, pero además son muy inteligentes, destacadas en su profesión u oficio, con mucho encanto personal, empatía, amabilidad, son sencillas y comprensivas pero tratándose de su vida romántica... bueno, definitivamente la fortuna no les sonríe, pero que de tantos galanes en el historial han sido popularmente calificadas como Come hombres o Viudas negras


¿Se identificaron con lo anteriormente descrito? Felicidades, ustedes como yo padecen lo que he denominado Síndrome de Taylor Swift.

¿Cuántas de nosotras no nos hemos topado en el camino a un Brandon Borello, Sam Armstrong, John Mayer, Martin Johnson, Connor Kennedy, Harry Styles, Jake Gyllenhaal, Joe Jonas o Taylor Lautner?

(Ojo... aquí no trato de ponerme al tú por tú con Taylor y sé que la mayoría de nuestros ex galanes no le llegan a cualquiera de los famosos aquí mencionados... pero de verdad, sé que existimos muchas chicas que valemos lo suficiente, pero que no hemos sido bien valoradas; a eso me refiero con éste artículo.)

Repasando la historia de Taylor, personalmente encontré varias similitudes con mi propia vida amorosa, lo que resulta bastante curioso, y aunque no precisamente soy fan de ésta cantante me identifico por las malas jugadas en el amor que le han hecho y que han derivado en unas muy emotivas letras de canciones.


  • Brandon Borello.
Brandon fue el primero del ranking (que sepamos) cuando Taylor estaba en la escuela. Ella acababa de trasladarse a Nashville, pero él estaba ya en su último año y era cuestión de tiempo que se marchase a la universidad. Le escribió ‘Tim McGraw’ para que cada vez que escuchase un tema de este cantante de country se acordase de ella.

Brandon me recuerda bastante a un chico con quien tuve un breve romance en secundaria, pero que nos separamos para siempre apenas entré a la prepa. 
No soy buena compositora musical como Taylor para crearle una canción que le de ganancias millonarias, pero al menos le he dedicado ahora y después de 8 años, una mención en éste blog.



  • Sam Armstrong.
Poco después de Borello, lo conoció. 
Dicen las malas lenguas que fue el primer novio de Taylor que la engañó con otra y que el tema ‘Shoul’ve said no’ la compuso pensando en él.

En mi historia amorosa figuran 3 Sams:

Uno en secundaria al que sorprendí besando a otra en una fiesta, otro más en la prepa al que resultó gustarle más mi amiga y que de hecho hasta se le declaró con flores, y uno más en la universidad que se atrevió a andar en mi cara y sin importarle mis sentimientos, con una muy buena amiga mía a quien conocía desde la prepa y que mi amiga desde ese entonces y al romper el código de chicas, ya no lo es más desde hace poco más o menos 3 años.

  • Martin Johnson.
Taylor tuvo una relación con el líder de la banda Boys Like Girls. Con él ha compartido escenario en más de una ocasión para interpretar el dueto Two is better than one. En su momento, se dijo que fueron los representantes de Taylor quienes aconsejaron a la cantante que pusiera fin a esa relación, por miedo a que dañase su fama.

Sí tuve un Martin en mi vida y lo conocí recién iniciando la universidad.
Él era como mi alma gemela ya que teníamos los mismos gustos, los mismos intereses, hablábamos de todo por horas y horas, me la pasaba bomba riéndonos siempre de todo; incluso él ha sido el único a la fecha que ha comprendido y complementado de una forma tan perfecta mi agrio humor negro.

¿El problema? 
Yo no tuve representante que me hiciera renunciar a él con motivo de cuidar mi fama pública... fui yo misma mi representante que se obligó a terminar con él y alejarme porque para ese entonces tenía unos estándares de atracción y una concepción del amor y las relaciones demasiado superficial e inflexible, que aunque prácticamente con éste chico lo tenía todo, él no me era suficiente.



  • Joe Jonas
Taylor comenzaba a ser más popular por aquella época en la que los Jonas Brothers eran los One Direction del momento. Se dice que la engañó con  Camille Belle… Taylor se desquitó con ella en su single Better than revenge, donde suelta perlas del tipo: "No es una santa y no es lo que tú te piensas... Es una actriz" o "Creo que sus cejas son algo preocupante".

¿Pues qué creen? Con Joe Jonas también me topé en los años de universidad! 

Tal parecía que éste chico era lo que siempre había querido tanto física como emocionalmente pero... de la noche a la mañana me dejó por una Camille Belle región 4 con las cejas tres veces más pobladas de lo que la actriz originalmente las tiene y hasta una joroba.

Cómo lloré y sufrí por ese Joe, tanto, que me costó una pérdida de alrededor de 5 kilos debido a una depresión tremenda que me trajo como consecuencia.


  • Taylor Lautner 

Tuvo que ser cuanto menos curioso para la cantante salir con un chico que se llamaba igual que ella. Se conocieron en el rodaje de la película Día de los enamorados (por la que, de tan pésima actuación él estuvo nominado al Razzie). 
Supuestamente, ella se enfadó cuando Lautner golpeó sobre una foto de Kanye West en el programa Saturday Night Live defendiendo a su amada tras el oso que dicho rapero le hizo pasar al increparla en público como no merecedora de un premio MTV a mejor artista femenina, pero a ella no le gustó porque no quería hace más grande el escándalo con dicho rapero y por eso rompió con él. Pero luego se conoce que se arrepintió mucho de eso, y le dedicó una canción de disculpa:  Back to December. Una pena...
También Taylor estuvo presente en mi historia, aunque no me lo crean! 

El asunto es que sobreactué con un chico que en realidad no había hecho algo malo y pues sí, me arrepentí de haberlo mandado al diablo, pero después descubrí que no estaba tan errada en mi decisión de hacerlo, así que yo, a diferencia de Taylor, no quiero volver a diciembre.



  • Jake Gyllenhaal 

Taylor y el actor iniciaron una relación que muchos dieron por montaje. Pudimos verles juntos en más de una ocasión y, aunque parecían felices, la cosa no cuajó. Dicen que Jake rompió con ella a través de un SMS. Para hacerlo más desafortunado, se dice que Jake fue la primera experiencia íntima de Taylor...

Por supuesto que conocí un Jake con pelos y señas! Fue durante el último año de la carrera.
Me había cautivado la sencillez, ternura, amabilidad, madurez y comprensión de éste chico y ante mi estado de soledad emocional simplemente caí rendida.
De todos él ha sido el primero por el que realmente sentí algo más allá de la simple atracción (sí, al fin descubrí que soy humana y que tengo corazón y sentimientos). 
Lo quise mucho, me hizo hacer cosas que antes consideraba cursis y de las que hacía burla hacia los demás como sonreírle estúpidamente a mi teléfono hasta entrada la madrugada nada más de ver sus mensajes; por fin entendí lo que eran las mariposas en el estómago, los celos, y el decirle a alguien "te quiero" y lo bonito que es que alguien te diga esas dos palabras a ti; es primera vez que con él, le lloré tanto a alguien y realmente pensaba que podíamos haber tenido buena fortuna juntos... Después de todo, en más de una ocasión habíamos burlado a la distancia.
Pero tal como Jake con Taylor, comenzó a llenarme más de dudas e inseguridad que de detalles y muestras reales de afecto que no fueran mensajes de Whatsapp y Messenger. Traté de justificarlo y perdonarle sus descuidos y falta de interés, hasta que fue la gota que derramó el vaso y simplemente estallé.
Con él tuve mi historia de amor más intensa que... acaba de terminar recientemente por una tercera en discordia a quien recién conoció  (mientras que a mi me hizo permanecer con falsas esperanzas por dos años) y por quien me dejó sin siquiera despedirme dignamente, ya que no me brindó ni la atención ni un minuto de su tiempo para decir adiós en persona, porque todo ocurrió por mensajes.


  • Connor Kennedy
Con él vivió un romance de verano donde les vimos en actitud cariñosa en más de una ocasión (en el puerto, en la playa, en un velero...). Cuando acabó el verano, Connor tuvo que volver al instituto, y Taylor tuvo que continuar con su gira. Se dice que la canción 'Everything has changed' trata sobre él.

Mi Connor era un año mayor  y por tanto, se encontraba ya en el último semestre de la carrera y mientras que yo estaba en el penúltimo. 
Era un hombre sumamente gallardo, interesante, seductor... en resumen, un hombre de mundo en toda la extensión de la palabra.
Me prendé de él a primera vista y desde ese momento no descansé hasta conocerlo y todo se fue dando naturalmente, hasta aquel día en que me robó un beso.

Éste parecía el excelente inicio de una buena y excitante relación, con mensajeo intenso, asombrosas citas y emocionantes planes para todo el verano acompañados de una chispeante química entre ambos a no ser que...
 Debido a que él ya no estaría en la facultad y yo continuaría, comenzó una inexplicable separación que tuvo lugar casi al término del verano donde recibí la agria sorpresa vía foto de perfil en Facebook, de que él había regresado con su ex novia de años.

Lloré y me decepcioné, pero rápido lo superé.


  • Harry Styles 

Taylor conoció al líder de One Direction en una gala de ‘The X Factor’. Durante su relación, tan pronto les vimos dando un paseo romántico por el zoo, como besándose en Times Square para despedir el año. Hoy Taylor está un poquito resentida, pero su ruptura no fue en balde, ya que él la engañó y la dejó porque ella se negó a tener sexo con él. Ella le dedicó la canción 'I know you were trouble', que le ha merecido un galardón en la última entrega de los MTV Awards. No faltó dedicatoria humillante para Harry, que quedó totalmente avergonzado, y realmente se lo merecía.
Aquí identifiqué a dos Harrys, galanes de la universidad a quienes ya mencioné líneas atrás y cuyas historias ya no es necesario que las reescriba aquí.



Como ven, nuestra vida amorosa no dista mucho de la de las celebridades más brillantes, todos somos humanos y sufrimos por igual con el mal de amores.
Ahora bien, reflexionando tranquilamente en mi propia historia, he detectado un error que tanto Taylor como su mortal servidora hemos cometido:

Pasamos de una relación a otra sin descanso, y sin darnos primero nosotras un tiempo para sanar las heridas que nos dejó el ex amor en turno.  
Ahora entiendo mucho que no se puede construir algo realmente espectacular, si el terreno en que se edificará sigue lleno de escombros y con los cimientos destruídos o inexistentes.
Sacar a un clavo con otro no es la respuesta, por eso no existen las medias naranjas chicas! Somos mujeres completas que no requerimos de mitades. 
Además, recordemos que nuestros pensamientos se pueden llegar a materializar y es mejor dejar de pensar que todos los hombres son unos patanes que buscan jugarnos mal.
Hay de todo! Eso sí, una vez descargadas nuestras emociones tras una decepción es importante no seguirnos lastimando con su recuerdo; escribir éste artículo ha sido mi manera de desahogarme para ya no volver a recordar.
Taylor debería hacer lo mismo y dejar de componer tantas cosas sobre el desamor aunque sea un rato! 
No sabemos si así le cambie la suerte un poquito en esos temas y atraiga algo más positivo :) 
Y finalmente
La soledad no es un castigo, sino una preparación para saber distinguir, apreciar y disfrutar de un verdadero compañero.
Con cariño
Emma.







sábado, 6 de septiembre de 2014

¿Por qué las mujeres estamos dejando de usar falda?

Hombres: ¿últimamente no han notado que por las calles de la ciudad hay más chicas caminando en pantalones de diversos estilos, estampados y colores en comparación con las que usan falda, vestido o shorts? 

Bueno, a continuación les presentaré un compendio de razones por las cuáles estamos decidiendo renunciar al glamour de mostrar las piernas o lucir algo más atrevido para dar un paseo.


  • Acoso visual.

Nunca falta el cínico y pervertido hombre que prácticamente nos está realizando una radiografía al dirigir su fulminante y desagradable mirada hacia nuestras tan normales piernas (siendo optimistas), al escote, a nuestro derrière o a nuestra silueta en general.

Les pregunto a éstos sujetos: ¿qué acaso son lo suficientemente estúpidos o habrán reprobado biología de secundaria para que no conozcan un normal y humano par de piernas, el pecho, o la silueta de una mujer al punto de mirar dichas partes con tanto detenimiento? ¿qué acaso su madre, hermana, hija, sobrina o cualquier otra mujer cercana a éstos no posee la misma anatomía que aquella mujer a la que están incomodando y poniendo a sudar en frío con su lascivia?

Para evitarnos ésta desagradable sensación de que se nos desnude con la mirada en pleno transporte público, mejor hemos optado por la comodidad de los pantalones.

Estando yo en prepa, experimenté un episodio de acoso realmente terrorífico.
Se me ocurrió llevar una minifalda sin medias ni leggins y subí al transporte público. En eso dos sujetos comenzaron a lanzarme unas miradas horriblemente pervertidas y no conformes con ello, comenzaron a decirme cosas. Me dio tanto miedo que pudieran hacerme algo, que le pedí de favor a una señora y su esposo que me cuidaran durante el trayecto (bajarme habría sido más riesgoso, pues los sujetos me hubieran podido seguir) y ellos amablemente me fueron a dejar a mi casa. 




  • Piropos y chiflidos.


Los hombres creen que nos halaga mucho escuchar corrientadas tipo Mamacita! Tsss... sabrosssaaa! Masita, que comen los pajaritos! Adioooos, mi amorrrr!, Estás riquísima!!  o que desde la otra acera, o al bajar la ventanilla de su coche nos chiflen cuando caminamos por la calle llevando un lindo vestido que nos hace sentir bien al usarlo o una falda que mucho nos esforzamos por combinar.

¿Saben en realidad qué sentimos nosotras al escuchar ese tipo de cosas?

De entrada, sentimos una agresión directa a nuestra persona, porque sin duda nos están faltando al respeto en vez de enaltecer nuestro buen gusto al vestir, nuestra belleza y elegancia; enseguida, no podemos evitar sentir tanto coraje, como si nos hubieran golpeado en el estómago y sacado el aire; posteriormente tenemos una combinación entre impotencia y miedo, porque no sabemos si después de su retorcido cumplido, pudieran saltar para atacarnos sexualmente.
Y para finalizar, desearíamos no haber salido así de nuestra casa, pensando que la próxima vez mejor usaremos algo que nos cubra, para evitar que algo así de desagradable nos vuelva a ocurrir.

Recuerdo que en una ocasión regresando de la prepa, un grupo de hombres comenzó a atosigarme con chiflidos; ¿saben ustedes que el hacer eso hace sentir a una mujer como si la estuvieran lapidando?
Bueno, pues yo así me sentí y casi estuve al punto del llanto, y corrí a la casa de una vecina que me ayudó a llegar a casa, porque esos sujetos estaban como perros.

Por favor y en serio... ni los chiflidos son agradables. 


  • Contacto físico forzado.


Desde una simple nalgada o manoseo en transporte público a los asquerosos arrimones, nos han desmotivado de usar algo lindo y llamativo que muestre nuestra figura en general o nuestras piernas en particular.

Creánme, a ninguna de nosotras le agrada que la toquen sin su consentimiento y mucho menos que se le arrimen!!! Y qué coraje no poder usar algún atuendo coqueto sin que ésto nos ocurra y peor aún, que los hombres argumenten que si nos dieron un arrimón es porque nosotras al vestir así nos lo buscamos.

¿Ven cómo ustedes mismos (hablo sin generalizar, porque sé que también hay caballeros sumamente decentes y respetuosos) están saboteándose el poder deleitarse al ver a una mujer elegantemente vestida luciendo una falda o un vestido?

Los pantalones y las faldas largas casi hasta los tobillos se han vuelto nuestros mejores aliados, puesto que no incitan los primitivos instintos que hacen del promedio Homo Sapiens un total Nearderthal.

Y no importa si eres chica hipster, twee, fresa o gótica; todas somos potenciales víctimas de un tocamiento y de verdad lo digo con conocimiento de causa:

En mis años de prepa yo solía vestir como dark (predominando el color negro en mi guardarropa), y cierto día me disponía a regresar a casa y estando a punto de abordar el transporte, un sujeto puso su mano en mi vientre sin más ! Me dio tanto miedo y coraje, que le quité la mano de encima y se la torcí para después salir corriendo a toda prisa de ahí. 
Lo único que éste sujeto hizo fue gritarme: -pinche Morticia!!! 
Finalmente pude subir al transporte, pero me encontraba bastante temblorosa y nerviosa por tal incidente. 

En verdad hombres de todas las edades: manosear a una mujer no los hace héroes, matadores, conquistadores o verdaderos machos; los hace totalmente incivilizados y desagradables.
Y mucho peor si se atreven a ir en contra de las reglas de urbanidad para invadir en los transportes el área exclusiva para mujeres con la única finalidad de andar fastidiándole la vida con su morbosidad a cada mujer que aborda el transporte público.





  • Los Paparazzi improvisados. 

No falta el ocioso pervertido que busca que alguna chica se descuide para tomarle fotos con su Smartphone (que es lo único inteligente que éste posee); siendo optimistas, serán fotos de su rostro.. pero hay enfermos que toman fotos en extremo indignantes de partes íntimas del cuerpo de las mujeres y no conformes con eso las suben a las redes sociales.



Mujeres de la Ciudad de México: ¿sabían ustedes que a un enfermo se le ocurrió crear en Facebook una fan page de arrimones, donde no conformes con hacer una crónica sobre cómo se le enciman a una mujer en el transporte (específicamente el Metro), suben fotos de partes privadas de las mujeres mientras las pescan durmiendo o distraídas?






            Muchas como yo, seguramente son acérrimas fashionistas que adoran usar todo tipo de prendas para tener un look muy vanguardista y se arriesgan incluso si eso implica usar una prenda que muestre las piernas o la silueta, ¿cierto? 

Bueno, les he de confesar que en lo personal aún me resisto a renunciar a las hermosas faldas, los bonitos vestidos o los llamativos shorts, así que he optado por hacer lo siguiente:

Cada que vaya a usar alguna de éstas prendas, siempre cargo unos pantalones o falda larga combinable de repuesto, misma que uso en el transporte, y al llegar a mi destino busco el sanitario más próximo para cambiar mi ropa y salir luciendo las atrevidas prendas.
Terminando la cita o evento, nuevamente acudo a cambiar de atuendo para volverme a cubrir.

Solamente así me ha sido posible usar lo que quiero sin verme acosada o molestada, y creo que éste consejo les podría ser de utilidad.

Evidentemente no es lo más práctico andar cargando dos cambios de ropa, pero si queremos hacer uso de las prendas atrevidas sin vernos sexualmente agredidas en el trayecto, no queda de otra. 

Hombres, espero que después de leer ésto se pongan más en nuestros zapatos y vean que el hostigar a una mujer por cómo está vestida de verdad que no es nada agradable y así se den cuenta del daño que nos causan con conductas como las enunciadas líneas atrás.

PONGAN ATENCIÓN A ÉSTA IMAGEN:





Mujeres, ya vieron que los pervertidos se están organizando para seguir realizando y promoviendo sus terribles conductas de acoso, entonces ¿por qué no organizarnos nosotras también para terminar de una vez por todas con éste terrible mal?  (ojo! no usen ni de chiste un listón rojo en la mano derecha, ya saben lo que significa, y de verdad no entiendo cómo hay quienes se prestan a ésto y que nos hacen pagar al resto)


Sigamos el ejemplo de Colombia, donde recientemente fueron creados y puestos en acción grupos de agentes encubiertas para detener y denunciar a los acosadores en el transporte público y en las calles, dado que las actuales políticas públicas en materia anti-acoso implementadas (que sólo incluyen el regalarte pulseritas muñequeras anti-acoso y el volanteo de por qué no se debe acosar a una mujer, que describen lo que se considera acoso y que te ofrecen teléfonos de denuncia contra acosadores) NO ESTÁN SIRVIENDO.

O bien, si van a permitir que proliferen los acosadores, entonces deberían crear programas gubernamentales de defensa personal callejera y permitirnos a nosotras portar gas pimienta.

Desde luego, no bastará con un grupo de caza-acosadores para terminar con éste flagelo que nos tiene día con día muy descontentas a las mujeres, porque también los hombres deben reeducarse y replantearse el adecuado trato hacia una mujer y terminar de una vez con el horrible morbo de incomodarla y molestarla por su vestimenta.

Como futuros o presentes formadores de una familia, nuestra misión es educar a nuestros hijos para que miren el cuerpo femenino con naturalidad y sana admiración y no con morbosidad.

Educación, no queda de otra.

Ahora ya supieron por qué las mujeres estamos dejando de usar falda. ¿Harán algo al respecto para solucionar ésta situación?

¡Espero que sí! Evolucionemos.

Y acosadores: por favor ya usen tan siquiera el 2% de su cerebro!

Emma.

P.D.: con relación al tema de hoy,  les dejo éste video de la marca de chocolates Snicker's. Enjoy!