Tal como en la canción Rehab de Amy Winehouse (aquella donde se niega a entrar en rehabilitación) me andaba resistiendo a entrar en una desintoxicación que ahora comprendo como absolutamente necesaria, tras haber tocado fondo hace unos días:
Me declaro abiertamente adicta a las redes sociales.
No se necesita ser un experto con PhD en psicología y otras ciencias de la salud para darte cuenta que al aceptar los términos y condiciones para convertirte en miembro de una red social, estás siendo automáticamente presa de una adicción que puede alterar tan profundamente tu estado emocional, por no decir tu psique.
Hace unos meses, el experto sociólogo Zygmunt Bauman hizo la acertada afirmación de que Facebook está basado en el miedo a sentirse sólos, afirmación con la que ahora concuerdo.
Por favor... ¿a quién no le gusta sentirse aprobado con tantos y tantos likes en sus publicaciones para sentirse líder de opinión? ¿no acaso cada like puesto en nuestra nueva foto de perfil representa un cumplido que enaltece nuestra autoestima? ¿no muy en el fondo nos encanta presumirle al resto de nuestros contactos lo muy por encima de ellos que nos encontramos profesional o personalmente? ¿no constantemente nos esforzamos por imponer nuestras tendencias y estilos a los otros?
¿Saben algo? yo me he cansado ya de éste juego. (Aunque suene como cierto procurador de justicia).
En las últimas semanas, muchas cosas dentro de la citada red social han estado perdiendo para mi sentido y he llegado a hacerme varias preguntas al respecto de cosas que yo misma solía hacer al utilizar mi perfil y que antes me parecían tan normales.
¿Por qué todo mundo tiene que enterarse de lo mucho que quiero a una persona (llámese amigo, pareja sentimental o familiar) publicándole en su muro o etiquetándolo en una publicación cuando puedo decírselo en persona o enviarle un mensaje privado diciéndole exactamente lo mismo? ¿por dejar en claro a otros mi sentido de pertenencia? ¿por hacer oponible ante terceros lo rica que es mi vida social y sentimental? ¿o simplemente por darme mi importancia frente a mis 900 amigos restantes a los cuáles ésto en realidad los tiene sin cuidado?
¿Por qué el resto tiene que enterarse de mi felicidad?
¿Por qué el resto tiene que enterarse de mi felicidad?
¿En realidad mi selfie diaria es algo que mis contactos estén esperando con ansias?
¿Por qué debe importarle al resto dónde desayuno, ceno o como o si estoy en una plaza comercial de compras y más aún, por qué debo rendirles cuentas subiendo fotos de lo que acabo de comprar ahí?
¿Qué gano con que todos sepan a dónde estoy viajando?
¿Será que estoy ganando la aprobación de los demás que sustituye inconscientemente a la aprobación que yo debería tener por mí mism@?
Ojo, éstas preguntas me las hago a mi misma sin afán de ofender o afectar a terceros, y en calidad de una persona que está atravesando por un proceso de desintoxicación mediática.
¿Qué sentido tiene emitir y emitir opiniones para tratar de cambiar al mundo si no me esfuerzo por llevar a cabo éste fin en la vida real involucrándome en causas reales?
Últimamente me he dado cuenta que mentalmente en nada me nutre enterarme a detalle de las vidas de muchas personas con las que en la vida real no he tenido un trato tan cercano, personal y directo.
En nada me ayuda observar que cada 5 minutos actualizan sus fotos o expresan sus emociones.
Hay personas de las cuáles en realidad no tendría por qué estar enterándome de sus cosas y sin embargo, aparecen en mis actualizaciones.
Sé que bastaría con configurar mi central de noticias para que ya no aparezcan o bastaría con un bloqueo, pero vistas las cosas a fondo, ese no es el punto.
El ver a mis enemigos o gente que no es de mi agrado en una mala situación, con pobreza, miles de hijos o kilos de más en nada aporta a mi estado mental, antes únicamente ha alimentado de manera poco sana a mi ego. Lo mismo cuando veo que mis ex amores están en situaciones desafortunadas.
Ahora comprendo cuando mi madre me dice que es afortunada de haber perdido todo contacto con gente que a la larga no le representa pérdidas o ganancias: queda suficiente y perfecto espacio emocional para aquellos que de verdad importan y con quienes sinceramente se sostiene una relación real.
Facebook ha representado para mí un placebo para engrandecer mi ego, y cuando me he dado cuenta, emocionalmente me ha pasado la factura el ver ese ego al doble de mi tamaño real.
Y en general díganme, ¿de qué sirve fingir ante otros la vida que no tienes? ¿no es acaso mejor trabajar en la vida real, en tiempo real, para hacer de esa vida que quieres tu feliz realidad?
Si realmente fuéramos felices y estuviéramos concretando nuestras metas, nos bastaría con compartir la alegría únicamente con aquellos cercanos que presumirla a 1000 personas más.
No tendríamos que esforzarnos tanto por hacer parecer lo que no es con tal de ganar likes.
Mis relaciones personales se han tergiversado por el mal uso de éste medio, y el límite entre la vida real y la realidad virtual se ha difuminado. Mi más reciente decepción amorosa la sufrí desde la comodidad de mi gadget en vez de afrontarla en persona con el interesado.
Al usar dicha red, dejé de observar el resto del ciber espacio (aunque éste término suene demasiado anticuado), lo que para mi es como si hubiera estado ocupando únicamente el 2% de mi cerebro en tiempo real.
Es entonces, que he decidido salir al mundo, desintoxicarme de mi adicción, rehabilitarme y confirmar mi teoría de que al cambiar de hábitos tu vida también cambia, porque finalmente eso es lo que ahora persigo: cambios.
Así que siento mucho ya no estar en contacto con aquellos amigos que no tenían sino esa red para seguir en contacto, al resto los seguiré manteniendo en contacto por mensajería directa o en persona.
Será como regresar a la simpleza y tranquilidad emocional y personal de aquellos días antes de las redes sociales, y procuraré informarme de lo que acontece en el mundo a través de las fuentes directas de información en vez de hacerlo a través de mis contactos.
Quiero tener mi pecho sano.
Sé que a muchos les parecerá contradictorio que éste artículo se los comparta usando aquella red social de la que tan mal hablo, pero es la única manera en que puedo hacerme escuchar por aquellos que me siguen y que no están familiarizados ni con Blogger ni con Google + .
Ésta es la primera entrega de una serie de episodios que conforman mi día a día alejada de Facebook. Sigan al pendiente!
Vida es aquello que pasa mientras tú actualizas tus estados y subes fotos a tu perfil.
Emma.
P.D. Les dejo un muy interesante video que me hizo darme cuenta de que necesitaba una intervención alejada de las redes sociales: Levanten la cabeza y apaguen la pantalla.
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