Segunda enseñanza:
Cuando el amor no es de dos... entonces no es amor y punto.
Era 2004, a un año escolar de que las cosas con Román llegaran a su fin.
Desde aquel incómodo episodio que diera por terminado lo que había entre nosotros a finales de 2002, había dedicado varios meses a reconstruir mi nueva y mejorada persona; lo primordial fue hacerme un cambio de look y de pronto me convertí en una niña fresa con imagen de Lizzie Mc Guire de modales exageradamente femeninos.
Ésto para bien o para mal comenzó a llamar la atención de algunos en mi paso por la secundaria; algunas chicas siguieron mi estilo para arreglarse, otras más comenzaban a odiarme por ello.
Entre los chicos también habían opiniones divididas respecto de mi persona; a algunos agradaba y otros simplemente no me soportaban por fresa. (Véase Cara a cara con el bullying, antes de que le llamaran así: )
A mí realmente poco me importaba lo que otros pensaran, porque con la llegada de los chicos de nuevo ingreso a la secundaria se manifestó algo (más bien alguien) que llamó mi atención poderosamente, y que desde ese momento en que le vi por primera vez cambió totalmente el curso de mis aburridos días de escuela: alto, delgado, una preciosa tez clarísima, cabello castaño claro y ojos claros de mirada intensa y profunda... que me causaron esa sensación clichesca y trillada de mariposas en el estómago.
Tenía que saber quién era él!!!
No sé si realmente ésto signifique que me enamoré, alguien dígame por favor si ésto fue un enamoramiento...
Hasta hace una década, para hacerte de información sobre tu crush se requería que pusieras a trabajar tus dones de estratega y hacer el uso más sofisticado posible de ingenio personal, a falta de Facebook.
Saber el nombre de éste misterioso chico fue todo un reto; para cumplir mi primer objetivo estudié como una ridícula todas las estrategias de acercamiento que las revistas para adolescentes desde la guarra Por tí hasta la fresa Seventeen ofrecían a modo de guía.
Desde luego habían tantas maneras de acercarse al chico, pero ninguna se ajustaba exactamente a mi situación, así que debí hacer un espantoso Frankenstein combinando consejos de todo lo que viera y aplicándolo a mis circunstancias reales.
Noten ustedes que en aquel entonces era absolutamente primeriza en el arte de la conquista, por lo que me costó varias semanas poner en acción mi elaborado plan... pero mi emoción y atracción por el chico misterio eran tantas, que al fin me aventé al ruedo, y haciendo gala de mis primeros dotes de actriz, me acerqué a él con falsa actitud de confusión:
-Hola, Daniel!!! Ya no me recuerdas?
El chavito evidentemente me miró como si fuese una loca, a lo que rápidamente reaccioné diciéndole:
-Discúlpame, te confundí con un amigo de la primaria al cual te pareces bastante. Por fa... dime tu nombre, ya para no volverte a confundir así.
En la tensa pero emocionante tónica de la situación, me respondió ruborizándose un poco:
-Me llamo Manuel y tú?
Le dije mi nombre, y me despedí; acto seguido, sus amigos no dejaban de darle codazos y hacerle burla, poniéndolo aún más colorado... y conforme me alejaba de la escena del crimen, no dejaba de sentir la adrenalina corriendo tan agitadamente por mis venas... Estaba emocionada!!!
Pero aún así mi información estaba incompleta, ya que había más de un Manuel en la escuela, requería especial precisión con el Manuel que a mí me interesaba, por lo que el siguiente paso fue averiguar en cuál de los primeros iba; con astucia y haciendo cómplice de mi plan al profe de Matemáticas (al que tenía trolleado con las caricaturas que hacía de él) dí con que estaba en el 1º A, y que su taller era el de... secretariado.
Entonces mi campaña de conquista comenzó a ponerse agresiva y con mayor decisión fui viendo la manera de que coincidiéramos tan siquiera en pasillos para al menos verlo por un sólo instante (diooosss!!! me desconozco por completo) y así pavonearme delante de él caminando lo más coqueta posible.
Todo iba bien, hasta que un compañero de mi taller de Dibujo Técnico, Oliver, se enteró de mi interés por Manuel y como conocido en común de ambos que era, decidió meter su cuchara en mi plan, presentándonos el muy indiscreto y dejando al descubierto mis intenciones con él...
Y cierto día en el receso, ví a Oliver caminando hacia mí, acompañado de un desencajado Manuel que no entendía nada de nada.
Yo me puse nerviosísima!! tanto, que cuando Oliver nos presentó formalmente en vez de ser amable con Manuel, me comporté como una odiosa diva grosera que le hizo un enoooormeeee desplante :(
Desde ese entonces, me sentí como la peor estúpida por haberme comportado tan feamente con mi crush y día y noche no dejaba de pensar que él quizá ya no quería ni saber de mi, pero al mismo tiempo, no me dí por vencida y pensé la manera de que las cosas se arreglaran y yo volviera a tener oportunidad con Manuel.
Después de todo, el chico parecía no muy resentido conmigo tras mi actuación de diva, ya que seguía mirándome mucho y empezaba a coquetear conmigo. Pareciera que el desplante que le hice, logró llamar más su atención; cuando los negativos se transforman en positivos inesperadamente.
Mis días escolares se transformaron en un emocionante episodio diario de mil cosas que pasaban entre nuestro mutuo coqueteo; tal emoción se las tenía muy contagiada a mis amigas, que fascinadas se volvieron mis cómplices y aliadas principales en el plan de conquista.
Entre solos intercambios de miraditas, indirectas, espionaje mutuo, los amigos respectivos haciéndonos burla por estar uno en presencia del otro, pero sin cruzar palabra directamente, nos estuvimos todo un año!!!!
Eso sin contar que me la pasaba dibujando caricaturas de él y yo juntos, hasta para ilustrar mis tareas y trabajos de la clase de historia.
Realmente no sé cómo perduró tan fresco el sentimiento de atracción y algo más por Manuel sin estar directamente cerca el uno del otro; supongo que ésto se lo debo a lo mucho que idealizaba al chico.
Él era para mi tan guapo, tan perfecto... ni siquiera notaba o me importaba que caminara chistoso o que estuviera demasiado flaco y sin complexión, como mis amigas me decían a cada rato.
Yo estaba tan endiosada con él, que ni siquiera me importó que Román quisiera volver a hacer acto de presencia en mi ahora ocupado corazón.
No fue sino porque una amiga me platicó al respecto, que supe que él había terminado con su novia y estaba de nuevo tirándome onda, incluso con mayor intensidad que en 6º de primaria o los primeros días del 1º de secundaria.
Me llenaba de miles de piropos cada que debía pasar frente a él o debía estar junto a él, me miraba como baboso hipnotizado mientras yo estaba trabajando en mi restirador (porque para variar íbamos en el mismo taller de dibujo), me dedicaba canciones (entre ellas figura la famosa This love de Maroon 5), y el colmo fue cuando por mero deber escolar nos hicieron realizar la ridícula y odiosa tarea en Formación cívica y ética de cuidar un nenuco como si fuera nuestro hijo, y al tener yo que llevarlo cargando por todo el patio, les decía a sus amigos que el bombón que iba por ahí caminando llevaba a su hijo en brazos...
Vaya que la vida es una rueda de la fortuna, y en éste caso, los papeles entre Román y yo se invirtieron, siendo él quien sufría por mí!
Ésto realmente lo disfruté, aunque no le dí tanta importancia a mi clara condición de ventaja sentimental sobre él; estaba bastante ocupada en mantener e incrementar el fuego con Manuel y con ambición de que saliéramos en una cita.
Al enterarse Román que yo tenía interés por otro chico y que le ignoraba completamente, lo llevé al punto en que lloró por mi en algunas ocasiones, buscaba formas más obvias y escandalosas de llamar mi atención, incluyendo el poner de acuerdo a sus amigos para que ellos también me tiraran indirectas y... en fin.
Solamente no le hice ni el mínimo caso y él en su frustración comenzó a hacer de cuadritos mi vida en secundaria; inventó y divulgó la historia de que yo era quien estaba perdidamente enamorada y obsesionada con él, que lo perseguía y acosaba.
Ni en sus mejores sueños ni en mis peores pesadillas!
Varios de sus cercanos se tragaron esa historia, incluyendo amigas suyas que en solidaridad con su amigo, comenzaron a llenar las bancas de los salones y las paredes de los baños con insultos y amenazas hacia mi persona.
Para incrementar lo agobiante de la situación, sus amigos me dirigían insultos horribles; 2º año de secundaria fue fatal!
Con mayores razones ya detestaba a Román, pero yo seguía sobre mi meta de conquistar a Manuel.
Llegó el tercer y último año de secundaria y con él, el forzoso resultado final que determinaría si tendría o no éxito en mi empresa de conquista.
La primera mitad de ese último año en la prisión Técnica 105 transcurrió entre muchas emociones, pero no fue sino hasta la segunda mitad, que los sentimientos se intensificaron y era frecuente que Manuel y yo incrementáramos la apuesta del coqueteo dándonos celos.
Para el 14 de febrero de 2006, al fin me armé de valor para que, aprovechando la dinámica de las cartas anónimas de amor que organizaba la secundaria y que se iban repartiendo de salón en salón a cada destinatario, al fin le confesara lo que sentía escribiéndoselo con todo y dibujitos que yo misma hice.
Él la recibió pero como no se debía revelar el remitente (o sea, quien la escribía), no supo (aunque supuso) que se trataba de mi.
Entonces dió el mes de mayo, y estaba en la recta final de dejar la terrible secundaria! debía darme prisa y con determinación, lo abordé cierto día en el receso para pedirle que contestara mi chismógrafo (dígase del cuadernito con una serie de preguntas, desde el color favorito a quién te gusta, que les pasabas a todos tus compañeros para que contestaran y te enteraras de los chismes).
Ese día recuerdo que no dormí, esperando a que diera el día siguiente para enterarme qué había contestado mi amado.
Y casi me da el infarto cuando, después de que hiciéramos las paces por el desplante de la primera vez que nos conocimos, me devolvió el cuaderno contestado y me topé con que a media página me había escrito algo muuuuuy lindo!!
Se nota que el texto le había tomado su tiempo y creatividad, porque hasta un muy lindo gatito silvestre me había dibujado, acompañado de su texto, súper amistoso y tierno en que me pedía que no me olvidara de él al salir de secundaria, que le gustaría conocerme mejor, y que el bateo de aquella vez quedaba perdonado.
Además el muy coqueto me había dejado una leyenda respondiendo a mi pregunta ¿Dónde nos veremos en un futuro? en que decía: nos vemos donde tú me invites.
Grité como loca y salté de felicidad, tanto que mis compañeros del taller de dibujo me miraron feo, y me valió. Estaba dándome pie a una cita... que por ciertas circunstancias, entre ellas algunos su excesiva timidez, no se dió jamás.
Además, Román insistió una última vez llevando su guitarra a Taller de dibujo, y dedicándome enfrente de todos dos canciones : Eres de Café tacvba, y Yo quisiera de Reik.
Canciones a las cuales definitivamente no les presté nada de atención, y hasta me salí del salón.
Con todo y todo, estaba ya a dos escasas semanas de partir de la secundaria y aventurarme a la preparatoria. Tenía todas las emociones a flor de piel y decidí hacer lo impensable...
En el receso, le pedí a Manuel que habláramos a solas, primero para felicitarlo por su cumpleaños que había sido el día anterior y después para despedirme... respiré profundo, agarré valor y..... lo besé.
A diferencia de muchas chicas, a mi no me dieron mi primer beso. Yo lo dí.
Él me correspondió sin resistencia alguna, y quedamos en que seguiríamos viéndonos pese a que él continuara en secundaria y yo ya estuviera en prepa.
Aún el último día de secundaria, después de la ceremonia de clausura, nos vimos para despedirnos nuevamente a puros besos y mantuvimos la promesa que habíamos hecho de seguir en contacto.
Y adivinen quién miraba desde la ventana del edificio aledaño nuestra cariñosa escena? Román! quien estaba al borde del llanto, y quien según cuentan versiones, ese mismo día se embriagó y lloró en la fiesta que se organizó.
Aquí descubrí que, tal como Juanga dice: Prometer no empobrece.
Yo quedé en mi primera opción de prepa: CCH Sur y en verdad fue como un sueño!! además muy ingenuamente pensaba que era aún más maravilloso que Manuel viniera a mi preparatoria a pasar el rato alguna vez.
Cierto día le esperé afuera de la secundaria para darle la buena noticia de que ya estaba estudiando en CCH, pero para mi sorpresa él se portó fatalmente evasivo conmigo sin haber un por qué!
De plano me hirió bastante su actitud y realmente me llevé una enorme decepción; la primera de un amor no correspondido por parte del otro.
El amor SIEMPRE es de dos. Lección aprendida.
La tristeza me duró medio semestre, y paulatinamente se fue desvaneciendo, conforme fui conociendo a otros chicos en prepa; pero ésto ya es historia de otro episodio de Cero y van Ocho.
Sigan pendientes!
Emma
P.D.: encontré ésto entre mis archivos secretos... en una aburridísima clase de Taller de Dibujo, me inspiré para hacer éste dibujito de mí y el susodicho hombre de ésta historia, tratando de simular una cajita de muñecas...